martes, 25 de mayo de 2010

III. Distribución del espacio y quiénes lo habitaban

En el capítulo anterior se trazó un bosquejo a grandes rasgos acerca de la intención en el diseño de los barcos, la técnica en su construcción y la utilidad del diseño del velamen entre otras cosas. Sin embargo, estas características obedecían también al requerimiento en la procuración de la gente a bordo en las embarcaciones, la cual tenía una relación directa con el peso de la nave; es decir, para las naves de 100 a 170 toneladas la tripulación mínima era de 30 hombres, subiendo a 48 para las naves de 170 a 220 toneladas, llegando hasta 61 para las de 220 a 320 toneladas; así por ejemplo, en en viaje de exploración hacia las Indias por la ruta de Occidente, las tres embarcaciones que participaron llevaban 90 hombres, 40 en la capitana Santa María, y los otros 50 en las carabelas la Niña y la Pinta.

El espacio que disponía una nave se distribuía en concordancia con el uso que tuviera la misma, en este caso retomaré el ejemplo de la nao Santa María la cual de su cubierta principal sobresalían de proa a popa los castillos, siendo el de la proa el destinado a guardar cordajes -cuerdas-, velas, aparejos marinos y herramientas, finalmente uno más de sus usos era el de dar guarnecer a los marineros a la hora de dormir. Por su parte, el castillo de la popa contaba con dos pisos; el techo del primer piso se llamaba tolda cubría casi desde el palo mayor hasta el extremo posterior de la embarcación, bajo su sombra estaba la caña de mando del timón, la caja de la bitácora en la cual se instalaba la aguja, la rosa náutica y el compás, en el espacio restante se colocaban los cofres de los oficiales, los baúles de los pasajeros, se acomodaban los jergones y las esteras de la tripulación y los pasajeros -cobijas y frazadas que se tendían para dormir-, las cuales si la ocasión lo ameritaba servían de mortaja.

Sobre la tolda estaba la cámara del capitán o bien la habitación de los pasajeros privilegiados. El techo de ésta era el lugar más alto de la nave, por lo tanto, servía como puente de mando.

Estando sobre la cubierta principal el espacio disponible no era mucho, pues en ella estaban las escotillas de carga y descarga, las bombas de achique -éstas servían para sacar el agua que se acumulaba en la sentina-, las piezas de artillería, el fogón (recipiente de hierro con arena en el fondo, en el cual ser hacía fuego para la preparación de los alimentos), las velas y cordajes, por último las escalerillas que subían a la tolda y al castillo de la proa.

La bodega estaba bajo cubierta en donde se guardaba la carga que trasportaba el barco, además las cajas, toneles y jarras en donde se guardaban los alimentos y bebidas para el viaje. Ésta hacía las veces de refugio a los pasajeros para protegerlos si había algún asalto o bien, mal tiempo.

Para tener una idea un poco más amplia acerca de la vida de los marineros en alta mar, les sugiero:

http://www.gobiernodecanarias.org/educacion/3/Usrn/nereida/vidabordo.htm

Dentro del personal que hacía posible los viajes en alta mar podemos encontrar que se dividían en tres niveles, el término que se usaba para era el concepto genérico de gente; esto es, agrupación de hombres:

§ La gente de hombres al mando

§ La gente de cabo

§ La gente de remo o chusma

Gente de mando:

En este grupo encontramos al Capitán, quien era la máxima autoridad en los barcos de guerra o mercantes que, por lo general era el dueño de la nave o bien, asociado. Su procedencia social era privilegiada, con experiencia en los asuntos del mar, además de ser el encargado de recibir el pago por la trasportación de las mercancías, así como de remunerar los servicios recibidos para las expediciones. Bajo las órdenes del capitán quedaban todos los demás hombres a bordo, puesto que era él quien indicaba el derrotero.

Otra categoría dentro de este mismo nivel la tenían el maestre y el piloto, su tarea consistía en fijar el rumbo y dirigir las actividades de propulsión y maniobra. Otra característica del piloto era que éste sabía cuál era la utilización de los instrumentos de medición "debía llevar cartas, astrolabio, aguja, cuadrante, ampolletas y sondas" (1). A este grupo se unían el lugarteniente del maestre quien vigilaba el cumplimiento de las órdenes de su inmediato superior, el escribano tenía la tarea de anotar la cuenta de todo cuanto se cargaba y se descargaba, así como levantar constancia de la toma de tierras descubiertas y hacía las veces de notario. El alguacil era el encargado de vigilar el orden y sentenciaba la condena a los infractores, el veedor llevaba la cuenta de los gastos y cuidaba la parte del oro que correspondía a la Corona y el despensero distribuía las raciones de los alimentos a la tripulación.

“...apenas ha caído uno donde no se podrá levantar hasta el fin del mundo, cuando otro ocupa su mesmo lugar; y, si éste cae también en la mar, que como a enemigo le aguarda otro y otro le sucede sin dar tiempo, al tiempo de sus muertes: valentía y atrevimiento el mayor que se pude hallar en todo los trances de la guerra...”

Cervantes,

La gente de cabo:

Se componía de gente de guerra –originalmente eran la gente de pelea y, posteriormente pasaría a ser infantería embarcada, la cual fue adaptándose al medio marino. Esto es; en un principio existía una falta de “profesionalización” por parte de la gente de formaba la infantería, lo que forzó la una inmediata solución: se incluyó en las embarcaciones unidades de la infantería española, bien adiestradas y ampliamente conocedoras de su oficio. Pronto los infantes se habituaron al medio naval actuando en él, si bien es cierto que no tenían los elementos suficientes para equiparar la destreza y agilidad de los marinos en el abordaje y contrabordaje, éstos sí lograron demostrar su habilidad en el manejo de la espada, el tiro de arcabuz y del mosquete. De este modo la gente de pelea fue reemplazada paulatinamente por la infantería, reduciendo su actividad en los barcos sólo de manera sustitutoria en ocasiones emergentes. En este rango entran también los toneleros que se encargaban de cuidar las provisiones de agua y vino, carpinteros quienes procuraban el mantenimiento del barco para su buen funcionamiento y los marineros.

“...el marinero cuando es menester, sirve de soldado y el soldado no sabe en ninguna ocasión servir de marinero...”

Don García de Toledo

La gente de guerra como tal, estaba constituida en su origen por la tropa de pelea, ésta estaba compuesta por individuos de distinta procedencia, como eran caballeros y novicios de órdenes militares, gentiles-hombres, aventureros y también soldados. Éstos últimos, además de ser voluntarios, eran profesionales que vivían del oficio de las armas –conocían perfectamente el uso del arcabuz y la espada-, cobrando un sueldo por su participación dentro de las incursiones en alta mar.

La gente de remo, conocida también como chusma eran los encargados durante la navegación de bogar si se iba a remo, o bien de la maniobra del velamen si se surcaba a vela, estaba integrada por voluntarios (buenas boyas) y forzosos (forzados y esclavos) La diferencia entre estos era que mientras los voluntarios recibían una paga ya sea en dinero o con algún servicio y negociaban por un tiempo dicho servicio y sueldo, los esclavos –de origen turco y berberisco preponderantemente- debían bogar a la fuerza en un duro oficio y crudo, para la inmensa mayoría era una condena a una muerte anticipada. Los forzosos eran los condenados por sentencia judicial y sólo podían ser condenados a galeras los hombres de veinte años cumplidos y con aptitud física adecuada.

Siguiendo el cometido de este blog, les sugiero:

http://historia-naval.blogspot.com/2009/12/vida-de-un-marino-cualquiera-del-siglo.html

Me gustaría ser más precisa en la descripción de la vida de los marinos y, como todos tenemos distintas formas de aprender, yo requiero de imágenes para describir las cosas, por lo tanto considero que mis fuentes debieron ser más visuales, para poder recrear el universo de los marinos desde una distinta perspectiva que, en este caso –me pesa mucho decirlo- no me proporcionaron las letras. Por lo tanto me permito recomendarles los siguientes contactos en You Tube para que puedan apreciar de forma visual lo que he pretendido desarrollar a lo largo de este trabajo. Son escenas tomadas de la película "1492. La conquista del paraíso" musicalizada por Vangelis. En ellas se puede apreciar desde la preparación de las naves y la gente que se encargaba de ello, el trabajo realizado para la preparación del velamen, el tensamiento de las cuerdas desde unos brazos fuertes y una mente diligente, la utilización -de forma tal vez bastante somera- del uso de algunos de los instrumentos de medición necesarios para planear una incursión en alta mar y que tenían además, como resultado la mejora en las técnicas de navegación y en el diseño de los barcos; así como la forma y dimensión de las naves -en este caso nao y carabela-, el tipo de velas -cuadradas y latinas- y de ahí tal vez poder imaginar los 150, 200 y 600 kilos de tela soportados sobre los mástiles y las vergas o bien, imaginar la capacidad media de la nao Santa María que era de 200 tons.

También podemos apreciar a grandes rasgos la organización de las personas que estaban involucradas en la realización de los viajes; desde el capitán, la gente de remo y aquellos quienes sufragaban los gastos de dichas expediciones. Cómo era que, por medio del menor indicio que la naturaleza les proporcionara de estar cerca de tierra firme en términos literales "era una bendición". Todo esto acompañado por la música -desde mi perspectiva- de uno de los mejores músicos contemporáneos: Vangelis. Este filme está basado en una de las tantas razones para hacerse a la mar: los viajes expedicionarios.

http://www.youtube.com/watch?v=GtmlAaybIEs

http://www.youtube.com/watch?v=WYeDsa4Tw0c

Scott, Ridley, "1492. La conquista del paraíso", con: Gérard Depardieu, Sigourney Weaver, Frank Langella, Ángela Molina, Loren Dean, Armand Assante, Fernando Rey, Tchéky Karyo, Quality Filmas (Coproducción Gran Bretaña-España-Francia), 1992, 145 min.

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